Hospital
El próximo 28 de abril el nuevo Hospital Universitario de Cuenca comenzará a recibir a los primeros trabajadores y trabajadoras del que va a ser el centro sanitario de referencia en la provincia de Cuenca. A pesar de la incredulidad de algunos y del deseo por parte de otros de ensombrecer el tan deseado final de las obras, las puertas del centro se abrirán este lunes para que vayan llegando los profesionales y el equipamiento necesario de cara a garantizar un entorno seguro antes de que comiencen a circular los primeros pacientes.
Esta semana, los medios de comunicación hemos tenido la oportunidad de recorrer las instalaciones junto a los miembros del denominado Centro Coordinador del Traslado y hemos podido comprobar el alto nivel tecnológico y la cuidada ergonomía que predomina en la mayor parte de sus espacios. Son casi 5.000 y entre ellos pudimos ver áreas en las que se van a ubicar más de 500 camas de hospitalización, 16 quirófanos y 120 consultas. Además, los usuarios contarán con 1.000 plazas de aparcamiento y parada de autobuses y servicio Astra que mejorarán la accesibilidad y harán olvidar los problemas que conllevaba llegar al ‘Virgen de la Luz’.
Según avanzaba la visita al hospital, cada vez se hacía más relevante que la construcción, el equipamiento y las directrices de gestión de un complejo como este han requerido un esfuerzo titánico de quienes han tenido algo que ver en la consecución del proyecto. No se hace de la noche a la mañana una labor de ese tipo; han sido necesarios verdaderos alardes de inversión, tenacidad y profesionalidad para llegar al final de un largo periplo no exento de paralizaciones y retrasos, de críticas y de menosprecios. En este sentido no cabe otra cosa que felicitar a todos los implicados y desearles la mejor de las suertes en sus nuevos emplazamientos. De ellos y ellas dependerán ahora los correctos usos y desarrollos de los avances técnicos con los que van a contar. Y quienes en su momento se mostraron escépticos, quizá deberían replantearse los motivos que les llevaron a crear un mal ambiente en todo el proceso de construcción de un bien que nos beneficiará a todos y todas.
Cuando se aborda la recta final del camino, salta a la vista que habrá un antes y un después en la sanidad conquense en el momento en que el hospital funcione a pleno rendimiento. No sólo tendremos una atención moderna y de alta calidad sino que también desde Cuenca saldrán profesionales notablemente formados que se incorporarán a un sector muy necesitado de sangre nueva en todo el país. Ello contribuirá a fomentar el fértil ambiente formativo que en los últimos años se vive en la ciudad, que garantiza un torrente de personas que se afincarán aquí y pondrán su granito de arena contra la despoblación. Esta doble vertiente ya debería llenarnos de orgullo a todos, independientemente de nuestra ideología, porque a fin de cuentas el nuevo centro ha sido posible gracias al esfuerzo de los ciudadanos a través de sus impuestos. Porque Hacienda somos casi todos…